En el reino de las estampas no iluminadas el niño se despierta;
en el de las coloridas prolonga sus sueños. Benjamín critica la aberración que supone la empatía con los niños traducida en ilustraciones coloridas y pesadas que constituyen un “gesto empalagoso que no corresponde al niño sino a las ideas corrompidas que de él suelen hacerse".
Walter Benjamin.
1924